sábado, 3 de abril de 2010

A que no puedes fumar el cielo...

A que no puedes fumar el cielo
ni atrapar el eco del poema.
No logras beber el olvido
o subirte al corcel de tu muerte.
Un día de estos...
te voy a fecundar de espinas,
soledad, y de rosas tus miserias.


A que no puedes ya conmigo.
Lo sabemos, cuando cae
la última gota de mi voz
al eterno rictus del silencio.

Publicado en Papel Poesía, nº 43. Zacatecas, Zac. Enero 2000.

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