I
Porque el alma se cae
como hoja de otoño
buscando paredes.
Se cae como trozo de madera
después de morder
el corazón.
Así caemos siempre.
Cada noche caemos
en el abismo de la vida.
No sabemos qué rama nos sostiene,
qué aire nos traspasa,
qué lengua nos bifurca.
Esperamos el viento
-racimos de soplidos-
para huir, para escaparnos.
II
Falso que se escriba en las hojas,
en los cuadernos,
en los papeles.
Se escribe en las uñas,
en la distancia
que hay entre cada lágrima.
Vienen las musas
-ausencia y soledad-
a desgarrarse en sílabas.
Vienen con aspas de molinos,
con sierras en los bolígrafos,
con mantas cubriéndose el rostro.
No es complicado...
cuando escucho hacer el amor,
mi alma se desprende
como hoja de otoño.
Octubre 10, 1995.
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