como gusanos que huyen de la piedra
tu aliento a rosas podridas
sacia la re(li)gión
no me interesa la virginidad de fátima
ni el bisoñé de sansón
creo más en ti que en mi mano derecha
-se cansa de atrapar protohijos-
la bella aflicción que provocas
y el suicidio perfecto que soy
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