miércoles, 23 de octubre de 2013

Viaje a la Sierra Gorda III

Pablo nos indica que estamos cerca de Jalpan de Serra, sólo debemos pasar Ahuacatlán. El camino será descendente y menos sinuoso de lo que ha sido. Nos despedimos de Pablo haciéndole la recomendación que tuviera cuidado en la mina de mercurio. “Es lo que hay, patrón”, -dice volviéndose a la caseta que hace las funciones de taquilla.

Ahora hay que volver a la terracería para volver a estar sobre la carretera. En el pequeño trayecto hay grupos de mujeres cortando y cargando leña. Los hombres están en la mina. El camino es tal como lo dijo Pablo, en veinte minutos estuvimos en Jalpan de Serra. La imagen de la presa nos decepcionó. En las fotografías de internet se veía más imponente. Después nos enteramos que no había llovido como en Zacatecas.

La iglesia de Jalpan es majestuosa. Comparte con nuestra Jalpa el parecido del nombre y del clima. La señorita que atiende el módulo turístico se portó muy atenta. La localidad ofrece una serie de atractivos como son arquitectura colonial, construcciones prehispánicas, ecoturismo. A casi dos horas de ahí se encuentra Xilitla. Es mágico y alucinante lugar. La desilusión me la llevé cuando no encontré un solo disco original de huapangos.

Cerca de Jalpan está Concá. Otra misión franciscana. En los folletos aparece como atracción, el “Árbol Milenario”. Interrogué a un pequeño en torno a tal espécimen y su importancia. La respuesta fue contundente: -Es un árbol que tiene muchos años. Nadie más me supo dar información.

En Querétaro, en Zacatecas, en todo el país, uno puede ser testigo de la cultura del esfuerzo, del trabajo, del arraigo. Pero también los muros, testigos de pasadas campañas presidenciales, promesas huecas, electoreras, campañas hijasdeputa que llevan al poder a gente que se olvida de nosotros.


Las comparaciones son odiosas, pero también inevitables. Principalmente cuando vemos la educación vial que existe en la capital queretana, su limpieza, los servicios (allá, hay camiones urbanos con conexión Wi-Fi, aquí, pedimos llegar íntegros a nuestro destino). Sólo hay un negrito en el arroz: a los indígenas se les impide vender sus artesanías en la vía pública, sólo lo tienen permitido después de las diez de la noche. Ignoro si esa disposición está reglamentada o sólo es ocurrencia de alguna autoridad.

Publicado en "La Gualdra", suplemento cultural de La Jornada Zacatecas, agosto 26 de 2013.

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