miércoles, 2 de octubre de 2013

Viaje a la Sierra Gorda I

La idea surgió cuando al leer una revista de México Desconocido apareció la Sierra Gorda de Querétaro. Es así como arribamos a la ciudad capital de ese estado: Santiago de Querétaro. Espacio colonial muy similar a Zacatecas por su arquitectura e historia novohispana. De hecho existe una leyenda de una mujer que mandó asesinar a su rico y anciano esposo, para quedarse con su riqueza. Esta mujer se conoce como La Zacatecana. Su casa es ahora un hermoso museo.

A cuarenta minutos de la capital se encuentra el pueblo mágico de Bernal, custodiado por su imponente peña, un monolito que es el tercero más grande del mundo. El poblado es pintoresco por sí mismo. Uno pude subir a la peña. En vehículo hasta sus faldas, más arriba a través de un rústico camino que se pierde entre la vegetación. Aunque el ascenso pueda ser cansado para más de uno, la perspectiva es fabulosa.

A escasos veinte minutos de Bernal nos encontramos en Cadereyta de Montes. Para el turista sin referencias históricas este lugar podría llamar su atención por su barbacoa (la cual sé que es muy publicitada, pero no pude corroborarlo) o por las tres iglesias que comparten una misma plaza. Sin embargo, si aborda el tranvía turístico la explicación de la guía le ampliará y enriquecerá la visión, además de llevarlo por rincones del poblado. A propósito de la cercanía de la fenaza, en Cadereyta los espectáculos de la Feria son gratuitos.

Nuestra travesía nos llevaría a San Joaquín. El mapa estimaba poco más de sesenta kilómetros. Ese trayecto se presenta a través de una angosta carretera con muchas curvas. El paisaje cambiará del semidesierto al bosque de coníferas. Habrá oportunidad de pasar al lado de una mina de mármol. Para quien viaja por vez primera en este destino, el camino puede parecer eterno. Se recomienda que el conductor no tema a las alturas, o en su defecto, evite volver la mirada a los desfiladeros que se extienden a un costado de la carretera.

Unos kilómetros antes de llegar a San Joaquín, tome la desviación a Toluquilla, y déjese impresionar por los vestigios de ese asentamiento minero prehispánico. En la época de su esplendor se extraía de ahí almagre, cinabrio y mercurio. Toluquilla es la zona arqueológica más grande del estado queretano. Por el camino, tanto a San Joaquín como a este sitio, le ofrecerán manzanas, no pierda la oportunidad de consumir unas frutas jugosas y con gran sabor.

Poco después, unos cien metros, de la desviación a Toluquilla, el viajero encontrará las Grutas de Herrera. Caprichosas esculturas formadas a través de los siglos por la naturaleza. Por treinta pesos usted tendrá derecho a ingresar a este museo pétreo.


San Joaquín es pequeñito, desde el mirador se aprecia un pueblo minero, pintoresco, tranquilo. Con unos paisajes extraordinarios. También es sede de dos importantes festivales: uno de rock y oro más de huapangos. Estando ahí no deje de visitar el museo comunitario.

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