La idea surgió
cuando al leer una revista de México
Desconocido apareció la Sierra Gorda de Querétaro. Es así como arribamos a
la ciudad capital de ese estado: Santiago de Querétaro. Espacio colonial muy
similar a Zacatecas por su arquitectura e historia novohispana. De hecho existe
una leyenda de una mujer que mandó asesinar a su rico y anciano esposo, para
quedarse con su riqueza. Esta mujer se conoce como La Zacatecana. Su casa es ahora un hermoso museo.
A cuarenta minutos
de la capital se encuentra el pueblo mágico de Bernal, custodiado por su
imponente peña, un monolito que es el tercero más grande del mundo. El poblado
es pintoresco por sí mismo. Uno pude subir a la peña. En vehículo hasta sus
faldas, más arriba a través de un rústico camino que se pierde entre la
vegetación. Aunque el ascenso pueda ser cansado para más de uno, la perspectiva
es fabulosa.
A escasos veinte
minutos de Bernal nos encontramos en Cadereyta de Montes. Para el turista sin
referencias históricas este lugar podría llamar su atención por su barbacoa (la
cual sé que es muy publicitada, pero no pude corroborarlo) o por las tres
iglesias que comparten una misma plaza. Sin embargo, si aborda el tranvía
turístico la explicación de la guía le ampliará y enriquecerá la visión, además
de llevarlo por rincones del poblado. A propósito de la cercanía de la fenaza, en Cadereyta los espectáculos de
la Feria son gratuitos.
Nuestra travesía
nos llevaría a San Joaquín. El mapa estimaba poco más de sesenta kilómetros.
Ese trayecto se presenta a través de una angosta carretera con muchas curvas.
El paisaje cambiará del semidesierto al bosque de coníferas. Habrá oportunidad
de pasar al lado de una mina de mármol. Para quien viaja por vez primera en
este destino, el camino puede parecer eterno. Se recomienda que el conductor no
tema a las alturas, o en su defecto, evite volver la mirada a los desfiladeros
que se extienden a un costado de la carretera.
Unos kilómetros
antes de llegar a San Joaquín, tome la desviación a Toluquilla, y déjese
impresionar por los vestigios de ese asentamiento minero prehispánico. En la
época de su esplendor se extraía de ahí almagre, cinabrio y mercurio.
Toluquilla es la zona arqueológica más grande del estado queretano. Por el
camino, tanto a San Joaquín como a este sitio, le ofrecerán manzanas, no pierda
la oportunidad de consumir unas frutas jugosas y con gran sabor.
Poco después, unos
cien metros, de la desviación a Toluquilla, el viajero encontrará las Grutas de
Herrera. Caprichosas esculturas formadas a través de los siglos por la
naturaleza. Por treinta pesos usted tendrá derecho a ingresar a este museo
pétreo.
San Joaquín es
pequeñito, desde el mirador se aprecia un pueblo minero, pintoresco, tranquilo.
Con unos paisajes extraordinarios. También es sede de dos importantes
festivales: uno de rock y oro más de huapangos. Estando ahí no deje de visitar
el museo comunitario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario