Te voy a regalar el cielo
para que te alimentes
de estrellas y cometas,
para que derrames
las auroras en tus ojos.
Te voy a regalar mis manos
para que las pases por tu cuerpo,
para que las guardes
con tus lágrimas.
Te voy a regalar mi mundo
para que lo tires por la calle,
para que viajes por él
cuando te encuentres sola.
¿No será que da mucha vuelta para apoderarse de las auroras en los ojos, las lágrimas y soledad de la otra persona? ¿Será que sabe estar consigo mismo/a? ¿Porqué ese afán de obsequiar lo que no nos pertenece?
ResponderEliminarNo es afán, es el desconsuelo de haberlo ofrecido y dado todo lo que se tiene (que es nada).
ResponderEliminarAmigos ambos, no sé si algún día vayan a leer estas líneas, estoy convencida de que cuando la nostalgia llega, las palabras faltan para expresar el sentimiento que hábita en nosotros y queremos regalarnos por completo como parte del universo que nos rodea.
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