Que no somos iguales, dice la gente.
Después de que le hice mi propuesta, la dama se volvió a mi y con indignación me dijo: "Óigame, yo soy una mujer recatada". Sin poder evitar que mi cara se sonrojara, atiné a responder: "Ve, somos casi idénticos, yo soy un hombre reatascado."
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